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Poesia

Martes de #poesía – Un poco de Lêdo Ivo

Advertencia primero que nada. El blog de poesía se tomará a partir de hoy, un descanso veraniego. En buena parte, por el Mundial de fútbol. Hay quien no verá la relación entre una cosa y otra, pero yo veo poesía suficiente en el fútbol como para justificar la pausa. Mis comentarios sobre el Mundial aparecerán normalmente en Ciudad de los Vientos, pero los jueves en vez de los martes, y en los espacios habituales de redifusión del blog en Facebook y Twitter.

Dicho esto, y partiendo de que el Mundial 2014 es en Brasil, me pareció apropiado cerrar esta época del Martes de Poesía con un poco de Lêdo Ivo.

 

Lêdo Ivo (1924-2012).

Lêdo Ivo (1924-2012).

Lamento de Camoens

Fui amor, fui pasión y celebré

el mundo, el viento y las islas sin fin.

Pero hoy, en este cuarto centenario,

me asombra mi destino.

Lingüistas y filósofos hicieron

de mí una nota al pie.

 

La visita del leñador

Abres las puertas y entras.

Traes el frío del mundo

de las hojas caídas en el suelo

del barro y del estiércol unidos

en el fondo de la tarde oscurecida.

Traes el olor de las maderas

mojadas por las lluvias repetidas

y el silencio de las colmenas abandonadas

por las abejas migratorias.

Y el frío que traes calienta la cocina

como si fuese una hoguera.

 

Abolí lo imposible

Las grandes ciudades son monstruosas, pero yo os amo, deforma-

ciones del espíritu que invitan a los hombres a regresar a ese horizonte

nítido donde la soledad resplandece, y es una fiesta.

Todo lo que no se osa decir está ahí, en el corazón que late como

nunca ningún reloj. No hay palabras, no hay reino, no hay nada.

Edificios, jardines, vehículos –oh acueductos erguidos sobre los

hombres, en la inexistencia de un río impuesto por la exactitud del pa-

norama. El Absoluto es mi dominio: no me perturbaréis nunca, aun-

que mis pasos repitan el calor de las melodías habituales.

Hay un lugar donde sólo yo penetro, que sólo yo conozco. Es allí

que me comunico con todos los elementos, alargando o acordando el

tiempo, a mi placer.

Es allí que la vida se justifica, porque abolí lo imposible, y todos

los juegos están permitidos.

Las grandes ciudades no entienden el corazón humano.

 

Condición para aceptar

Que la muerte evoque

un mar transparente,

sólo así la acepto:

silencio final

dentro de mi pecho,

perfección de olas

blancas y calladas,

paisaje abolido

en raso horizonte

del mar sin palmeras,

vacío del mundo

tras de la palabra

que iba a decir todo

y no dijo nada.

 

Los caracoles

Sólo para Dios se abren los caracoles

que encontramos inmóviles sobre la hierba.

Nos postramos ante ellos y suplicamos:

¡Hablen! Confíennos ahora el gran misterio.

Explíquennos el secreto de esta jornada

y de este silencio que tanto nos perturba.

 

Sólo los caracoles conocen la causa primigenia

y saben el origen de todo, desde la gran explosión

que creó el universo y aún nos aturde.

Por más que preguntemos ellos nada nos dicen.

Pasan el día quietos en la hierba y ni siquiera nos contemplan.

 

Acerca de gerardo1313

Escritor, periodista, promotor cultural, estratega de comunicación y agente literario. Reside en México tras casi 30 años viviendo en Estados Unidos y Europa. Autor de siete títulos de poesía, cuento, teatro y traducción literaria. Co-fundador y co-director de la agencia literaria PaGe.

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