Se acabó, Alemania es campeón, Brasil fracasó, México no llegó al quinto partido (tampoco Italia, Francia, Inglaterra, España o Uruguay –9 títulos mundialistas entre ellos), y pese a esta cruda/resaca/goma/guayabo/hangover la vida sigue. Esta última columna mundialista cierra con diez reflexiones.
1) Alemania fue el mejor de cabo a rabo del torneo. Pocos más propusieron un futbol ofensivo, asociativo y goleador. Curiosamente los otros dos proponentes fueron Colombia y Costa Rica, pero ambos se quedaron atorados en la fase de eliminación directa. Lo mejor de Alemania fue su profundidad, y su capacidad para generar goles sin tener que depender de un ‘supercrack’ a lo Messi, Ronaldo, o Neymar.
2) La final fue lo que debe ser una final mundialista: un combate a muerte, cuchillo en boca. Alemania y Argentina propusieron un tenso duelo táctico que no fue aburrido, aunque se pasó de físico: lo raro es que no haya habido más lesionados, y ni un solo expulsado.
3) Argentina tiene un gran equipo, pero puso demasiado énfasis en Messi que tampoco puede hacerlo todo. La lesión de DiMaria le restó pegada a un equipo donde ni Higuaín, ni Agüero, ni Lavezzi aportaron gol; también fue error de Sabella no convocar a Tévez.
4) Brasil tiene un serio trabajo de reconstrucción por delante. El modelo Scolari fracasó con estrépito. Muchos anhelaríamos el regreso del jogo bonito pero la obsesión de este tiempo por la velocidad y el resultado podría llevar a la CBF a buscar una mera variante del sistema Felipao.
5) No voy a proponer un “equipo ideal”, es una bobada con la que entretener a cronistas deportivos aburridos porque se acabó el torneo. Cada quien tiene sus jugadores favoritos. Para mí lo fueron Robben (por villano, además que es un jugadorazo), Müller, Neuer, Mascherano, Lahm, James, Tim Howard y el diminuto Valbuena.
6) El viejo modelo de delantero centro, el tradicional 9, está en desuso. Hoy los goles llegan por todas partes.
7) El modelo de “supercrack” tampoco tuvo un gran Mundial: no fue el torneo de Messi, Cristiano Ronaldo o Neymar. Y fue un Mundial de enormes guardametas: Neuer, Romero, Navas, Howard, Ochoa, Bravo.
8) Con todo el despliegue de medios que tuvo, Nike perdió la carrera publicitaria con Adidas, proveedor oficial de los dos seleccionados finalistas.
9) No era penal.
10) Hace cuatro años, tras el Mundial de Sudáfrica, tomé un viejo poema estadounidense (‘T Was the Night Before Christmas) e hice una adaptación mundialista. Hoy escojo un viejo poema español (Canción del pirata, de Espronceda) y con eso me despido. Disculparán ustedes mi absoluto desdén por la métrica.
Canción del Mundial
Con un desborde por banda
y Gotze que desnivela,
gana quien más lo anhela:
fue de Alemania el botín.
Mannschaft que lo llaman
por su bravura es temido
en todo Brasil conocido
del uno al otro confín.
Los muchachos de La Plata
pelearon con lucimiento
en Maracaná, no miento,
el pendón albiazul
mereció mejor posdata.
Messi, Masche y la tropa
no querían darle la Copa
al equipo del chucrut.
Brasil sin brío
acaso sin pundonor
fue cuarto desabrío
ante Holanda, la Naranja
ni con Neymar le alcanza
a defender su honor.
Muchos goles
que se han hecho
a despecho
del inglés,
que aún clama
y reclama
la invención
del balompié.
Que es redondo mi tesoro,
que es un gol, felicidad.
Si no anoto, lloro
y si anoto: ¡festejad!
En Brasil dieron guerra
orgullosos colombianos
que alegraron a su tierra.
Y Costa Rica con trapío
en penales, señor mío,
feneció su sueño vano.
Y no hay playa
brasilera
ni bandera
ni color
que no sienta
el despecho
del charrúa
mordedor.
Que es redondo mi tesoro
que es un gol, felicidad.
Si no anoto, lloro
y si anoto: ¡festejad!
A la voz de ¡España viene!
fue de ver
como no hay campeón perenne.
Para ganar un Mundial
siete debes de ganar
y a tus rivales barrer.
Aunque a veces
un pitido
y lo fingido
torna real:
más declaro
con justeza
que esa pieza
no es penal.
Que es redondo mi tesoro
que es un gol, felicidad.
Si no anoto, lloro
y si anoto: ¡festejad!
¡Los penales son la muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al tirar a la derecha
si el tiro va como flecha
no habrá palo ni desvío.
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Pues si Adidas
no me ve
acaso me dé contrato
Nike, u otro zapato
o trabaje
en la TeVé.
Que es redondo mi tesoro
que es un gol, felicidad.
Si no anoto, lloro
y si anoto: ¡festejad!
No olvidemos a chilenos,
galos, belgas e italianos,
argelinos, coreanos, nigerianos,
gringos, croatas, cameruneses,
mexicanos, griegos, portugueses,
suizos, nipones, u hondureños.
No olvidemos que en cuatro años
estaremos de regreso
en tierras de Putin huraño
donde el balón, muy travieso
romperá las nuevas redes
en pos de la Copa, Santo Grial.
Así que no te me enredes
y aprende ya ruso, carnal.
Que es redondo mi tesoro
que es un gol, felicidad.
Si no anoto, lloro
y si anoto: ¡festejad!
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