No me toquen las manzanas
La controversia entre el gobierno federal y Apple en torno a si las autoridades pueden acceder a los contenidos del teléfono de uno de los autores del atentado de San Bernardino me lleva a las siguientes reflexiones.
1- Se debate mucho sobre si Apple ha tomado una postura libertaria, o sobre si sus intereses son comerciales. El problema es más amplio. Apple no quiere perder clientes, es decir ingresos, por relajar sus métodos de seguridad; pero también tiene una responsabilidad corporativa frente a sus directores, lo cual quiere decir que tiene una postura ideológica. Una cosa no está peleada con la otra. Apple sabe que Microsoft tuvo que relajar barreras de seguridad tecnológica para poder comercializarse globalmente. Apple no quiere bajar su propia barrera. En el fondo, está su propia subsistencia y credibilidad.
2- Es una postura bastante tonta la del gobierno federal la de insistir en el tema del iPhone del presunto terrorista. Como en muchos casos previos, las autoridades actúan tarde y torpemente. Desde el 11 de septiembre del 2001, las leyes en este país dan a las fuerzas de ley y orden un acceso casi irrestricto a la privacidad de los individuos, bordeando cuando no imponiéndose por la fuerza por encima de garantías individuales. Y aun así, no logran realmente prevenir sucesos como el de San Bernardino. No olvidemos que los terroristas del 11 de septiembre estaban siendo vigilados por el FBI y aun así hicieron lo que hicieron.
3- El tema de la seguridad de las comunicaciones es mucho más alarmante y complejo de lo que este caso aislado deja entrever. Con escandalosa regularidad, los sistemas de seguridad de bancos, grandes compañías comerciales y otras entidades, incluyendo las gubernamentales, son reventados por hackers que son cada día más audaces. La confidencialidad de los datos de las personas es más tenue que nunca. Si el gobierno no sabe quién es usted, dé por seguro que algún hacker sí lo sabe: quién es usted, dónde vive, cuánto dinero tiene y cómo lo usa, cuánto le debe al banco, y hasta de qué está enfermo.
Apple hace lo que puede; el gobierno no hace lo que debe; y los hackers hacen lo que se les da su real y regalada gana con la información que en teoría y por ley sólo le debe pertenecer a usted.
Y usted, y yo, poco o nada podemos hacer cuando nuestra información más sensible circula por ahí, abierta a los ojos de quien tenga curiosidad e implementos técnicos para conocerla.
Éste sería un buen caso para la Suprema Corte, una vez que en Washington se pongan de acuerdo si pueden nominar a un magistrado que reemplace a Scalia.
Mientras tanto, ya no mande nudes por el teléfono; o si lo hace, salude al hacker.
Muy acertadas las reflexiones y graciosísimo el título.
👍👏