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Sobre mi madre, in memoriam

Escribo esto en memoria de mi madre, Sarah, que murió hace una semana, en Oak Park, Illinois, a los 91 años. Y que deja un legado de amor inextinguible.

 

Mi madre, Sarah Figueroa Almanza, sonreía, siempre. Y siempre, siempre, abrió los brazos.

 

Mi madre nunca dejó de tener fe, de luchar, de sacarle jugo a la vida hasta el último segundo.

 

Mi madre vivió 91 años, 5 meses y 9 días. Ella y yo estuvimos juntos 46 de esos años. Creo que muy pocos hijos son tan afortunados.

 

No puedo decir que su vida haya sido fácil. Vivió carencias y luchas, tuvo que trabajar toda su vida para poder vivir modestamente, padeció enfermedades. Pero también amó, viajó por más lugares de los que ella hubiera podido imaginar, y disfrutó cada segundo de esos viajes y esas experiencias.

 

Tuvo muchos amigos. Y pensaba en ellos y buscaba comunicarse con cada uno de ellos de muchas maneras. Siempre tenía algún detalle que mantenía vivos esos lazos de amistad.

 

Abrió los brazos y recibió a mi familia y la hizo suya. Fue una segunda madre para Ana María. Se habla mucho de la relación entre suegras y nueras. Ana María y mi madre formaron un lazo irrompible, y mi madre recibió de ella amor, cuidados, compañía y apoyo, que ella reciprocó día a día. Fueron madre e hija, y te agradezco, Ana María, eternamente, haberla recibido y haberla amado y cuidado como lo hiciste.

Mi madre fue la mejor abuela para Susana. Creo que Susana conforme avance en su propio camino, encontrará siempre luz, refugio y amor en el recuerdo de su abuelita. El camino de Susana hacia una vida plena siempre tendrá ese punto de referencia que fue crecer de la mano de Sarita.

 

Fue infinitamente paciente conmigo. Al final, supo que lo que me enseñó, lo que me transmitió, dio fruto y vive en plenitud.

 

Abrió los brazos y recibió también a todos mis amigos, y a cada uno de ellos los quiso de todo corazón.

Cuando la invitamos a venir a vivir con nosotros, no lo dudó un segundo. Tomó sus cosas, vendió su casa, se cambió de país, vino a vivir a la tundra, y en casa reinventó su espacio, su hábitat. Se volvió centro, núcleo, roca para todos nosotros.

 

Mi madre hacía listas de cosas con que llenaba su día, pequeñas ocupaciones, pequeños trabajos. Y nunca dejaba nada pendiente. Al final del día, se dormía sabiendo que había cumplido todo su trabajo.

 

Cuando enfermó, y conforme su salud se deterioró y su cuerpo se fue debilitando, estuvo rodeada, atendida, protegida, cuidada. Y jamás dejó de sonreír, jamás dejó de tener fe y esperanza, jamás dejó de luchar, jamás dejó de sacarle jugo a la vida aún si la vida empezaba a decirle adiós.

 

El final fue rápido, tras un año entero de una lucha cuesta arriba con un cuerpo que ya no respondía. Aún en medio del dolor, aún en medio de la batalla, sonreía, amaba. En medio de la enfermedad, seguía vivo y creciente en ella el amor. Vivió por y para el amor, bendijo el amor hasta en sus últimos momentos.

 

Mi madre bebió media taza de chocolate que yo le llevé, la noche del viernes 5 de enero. Ya no comía casi nada. Antes de dormir, se rió conmigo. Como siempre. Esa risa me acompaña por el resto de mis días.

 

El sábado 6 de enero ya no respondía. La acompañamos a cada momento, orando por ella, por que abriese los brazos una vez más pero en esta ocasión a la vida eterna.

 

Hacia las 3:30 de la tarde del domingo 7 de enero se fue. Murió, como vivió, con una dulce sonrisa en los labios. Su labor estaba cumplida. Dejó en todos semillas inagotables de amor.

 

Su recuerdo, su legado, sus enseñanzas viven en mí y en todos nosotros. Siempre.

 

Gracias, mamá. Sé que desde donde estás nos miras, nos cuidas, nos bendices. Y sonríes.

 

 

Sarah Figueroa Almanza, 29 de julio de 1926, Ciudad de México – 7 de enero de 2018, Oak Park.

 

 

Acerca de gerardo1313

Escritor, periodista, promotor cultural, estratega de comunicación y agente literario. Reside en México tras casi 30 años viviendo en Estados Unidos y Europa. Autor de siete títulos de poesía, cuento, teatro y traducción literaria. Co-fundador y co-director de la agencia literaria PaGe.

Comentarios

2 comentarios en “Sobre mi madre, in memoriam

  1. Que la sonrisa de tu madre te acompañe, siempre.
    Un saludo cariñoso para ti y tu familia, desde Argentina.

    Publicado por bellaespiritu | enero 14, 2018, 4:09 PM
  2. Lamento mucho tu pérdida Gerardo. Bonito homenaje a tu mamá. Recuerdo un texto que compartiste con el taller de escritura de Contratiempo en el que mencionabas una empresa textil en la que ella se había implicado (creo que con su mamá). Tras aquella primera lectura ésa era la hebra de la que yo hubiera tirado en cuanto a aquel texto. No sé si ya lo has trabajado. Si fuera tu editor te animaría a hacerlo. Lo hago, en todo caso, como lector tuyo. Mucho ánimo. Un abrazo, Gerardo.

    Publicado por geografías invisibles | enero 15, 2018, 6:32 AM

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